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Qatar 2022

Bitácoras Mundialeras: el tapir y un árbitro curioso

Aldo Schiappacasse nuevamente nos cuenta cómo vivió una jornada del Mundial de Qatar 2022, destacado por lo sucedido entre Arabia Saudita y Argentina.

El tapir Manolo y su predicción rompieron todos los esquemas.
El tapir Manolo y su predicción rompieron todos los esquemas.

Por Max Díaz

El pulpo Paul murió de viejo en el acuario de Oberhausen en Alemania. Lo encontraron fallecido en su estanque cuando ya la Copa del Mundo de Sudáfrica era sólo un recuerdo, y tras haber pronosticado con éxito el camino de España rumbo al título. Se hizo un documental con un tono triste de su dificultoso ascenso como pronosticador deportivo -había fracasado en la Eurocopa- y de su fama, similar a la de Larissa Riquelme, una paraguaya que se hizo célebre por una foto con su celular ubicado estratégicamente en la zona pectoral.

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Desde entonces nadie igualó a Larissa y mucho menos a Paul, pese a que intentos hubo. Una de ellos fue el tapir Manolo, errático como pocos en sus predicciones, surgidas antes de la misteriosa explosión de las casas de apuesta online que proliferan por estos días. Un tapir es una mezcla entre jabalí y oso hormiguero y no existen en Chile, sino entre México y Ecuador, más o menos. No parece demasiado inteligente ni hábil, pero tuvo un acierto mundial: predijo el triunfo de Arabia Saudita frente a Argentina. Si Manolo hubiera puesto diez lucas en alguna de las tantas casas de apuestas que existen, habría ganado $4.200.000 aproximadamente.

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En mi época se hablaba del achique, un invento de César Luis Menotti que fracasó como estrategia porque era fácilmente desmontable. Jugar a la línea del offside era riesgoso, pero ahora existe el metaverso de las posiciones de adelanto, donde semiautomáticamente te dicen que presa del cuerpo del delantero amerita cobrar tiro libre indirecto. Así le anularon tres goles a la selección de Messi que en otras circunstancias habrían sido validados.

Mérito de Hervé Renard, el estratega árabe que nació en Francia y se dedicó, como muchos de sus antepasados, a colonizar África. Fue ojeador, ganó dos copas continentales, clasificó a Marruecos a la Copa del Mundo y recaló en la selección saudí como Lawrence, vistiendo una inmaculada camisa blanca que usa de cábala. En sus andanzas se casó con la viuda de un colega entrenador, heredando todos sus libros y apuntes, lo que lo hizo, sin dudas, más sabio.

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El árbitro que se llevaba el dedo a la oreja esperando el fallo por los goles anulados era esloveno. Se llama Slavko Vincic y tiene la historia más sabrosa del cuerpo arbitral en Doha. El 2020, en plena pandemia, las autoridades de su país lo sorprendieron en una cabaña en medio del bosque con 26 hombres, 9 mujeres, 10 pistolas, varios chalecos antibalas, 12 mil euros en efectivo y casi dos kilos de cocaína, en lo que la policía definió con una orgía narco.

Fue detenido y procesado por prostitución y tráfico, pero gracias a las gestiones de la Federación, fue liberado. La explicación -avalada por la FIFA- es que no estaba involucrado en las actividades que se llevaban a cabo en la cabaña. “Estaba en el lugar incorrecto en un momento equivocado”, dijeron.

Ni el tapir Manolo -en su infinita sabiduría- habría anticipado que unos meses después le anularía tres goles a Argentina y pitaría el final de una de las mayores sorpresas de una Copa del Mundo. Estaba, Vincic, ahora en el lugar correcto y el momento indicado.

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